Está considerado como uno de los momentos más sobrecogedores de su pontificado. El 27 de marzo de 2020, en plena crisis sanitaria global y con el mundo entero confinándose por la pandemia de Covid-19, El papa Francisco impartió esta bendición 'Urbi et Orbi' bajo la lluvia y prácticamente solo, sin la presencia física de fieles en la plaza de San Pedro.
De este modo el papa trató de expresar la cercanía de la Iglesia a un mundo que sufría en medio del aislamiento, pérdida de familiares por el impacto de la pandemia y la incertidumbre por el futuro.