Hace décadas nadie hubiera pensado que un arzobispo de Washington, la figura más prominente de la Iglesia en Estados Unidos, sería expulsado del colegio de cardenales y del sacerdocio.
Fue el caso de Theodor McCarrick, cuya historia produjo conmoción y rabia dentro de la Iglesia católica. En 2019 la Doctrina de la Fe lo declaró culpable de cometer delitos de abusos sexuales con menores y adultos con el agravante del abuso de poder.
Más de un año después el Vaticano publicó un informe con el que trataría de dar explicaciones de cómo el excardenal pudo llegar tan lejos en la jerarquía de la Iglesia, sobre todo durante el pontificado de Juan Pablo II.