Las relaciones entre la Santa Sede y Gran Bretaña fueron tensas desde el cisma anglicano del siglo XVI.
De hecho, en el colegio inglés de Roma está el llamado “Libro Rojo”. Allí se apuntaron los nombres de los sacerdotes que estudiaron allí y que de vuelta a Inglaterra fueron asesinados por la persecución desencadenada contra los católicos.
Aunque la situación mejoró notablemente en las últimas décadas. 1982 fue un año clave porque Vaticano y Gran Bretaña elevaron al rango de nunciatura y embajada sus delegaciones diplomáticas. Este fue el primer paso que permitió la visita de Juan Pablo II a la isla. Fue el primer papa en caminar en suelo inglés desde el cisma.