En la cumbre sobre los derechos de los niños el papa puso el dedo en las llagas de la infancia actual.
Desde los grandes problemas como el hambre o las guerras hasta algunos que pasan más inadvertidos como el limbo legal en el que se quedan muchos niños que no son registrados al nacer. El papa citó el caso de los niños refugiados como los rohinyá que huyen de Myanmar.