El 21 de abril de 2019 un terrorista suicida asesinó en esta iglesia de Colombo, la capital de Sri Lanka, a unas cien personas. A pocos kilómetros de allí, pasados 20 minutos, otro terrorista provocó una masacre similar en esta iglesia de San Sebastián, en Negombo. Era el domingo de Pascua.
Un año después del mayor atentado terrorista por motivos religiosos de los últimos años, el cardenal de Sri Lanka, Albert Malcolm Ranjith, ha recordado que “nosotros ofrecimos amor a los terroristas que trataron de destruirnos y les perdonamos”.