El Pontífice inauguró los Estados Generales de la Natalidad promovidos por el Foro de Asociaciones Familiares junto con el primer ministro italiano Mario Draghi. El Papa criticó la situación en la que se encuentran tantas mujeres en el trabajo, temerosas de que un embarazo pueda suponer un despido, hasta el punto de llegar a ocultar su barriga.
Lamentó que la sociedad no dé importancia a la crisis de natalidad en Europa. Propuso cuidar a las familias jóvenes y actuar contra lo que les impide tener hijos, como la inseguridad laboral o el coste de la educación.
El Papa pidió a los gobiernos medidas ambiciosas y a largo plazo. Y dijo que la solución no depende sólo de la clase política. Pidió la colaboración de las empresas, el sector de la cultura y los medios de comunicación.