Benedicto XVI ha estado delicado de salud durante muchos años. Cuando era prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, presentó su renuncia al Papa Juan Pablo II tras tener un infarto de corazón.
Esto hizo que al Papa Emérito se le instalase un marcapasos en 2003, dos años antes de ser elegido en el cónclave.
Ya en 2014, diez años después, el portavoz en ese tiempo de la Santa Sede, Federico Lombardi, explicaba que el pontífice se había sometido a una operación rutinaria para sustituirlo por otro.
En estos momentos, Benedicto está en el monasterio Mater Ecclesiae, dentro del Vaticano, donde está siendo antendido en todo momento por un equipo sanitario entre el que se encuentra el cardiólogo Patrizio Polisca, su médico personal, que era el que le acompañaba en los viajes internacionales.