El Papa dijo en la audiencia general del miércoles, que igual que en aquellos tiempos, también hoy se margina y se discrimina a las personas que requieren más esfuerzo y sacrificio. Sin embargo, recordó el gesto de Jesús: puso al ciego en el centro de la multitud y le ayudó.
Al mismo tiempo subrayó otro detalle: que Cristo pudo curar al ciego porque éste pidió con fe y humildad. Gracias a eso, explicó el Papa, recobró la vista pero, sobre todo, pudo experimentar el amor de Dios.