En 2019, una depresión grave obligó al obispo James Conley a pedir una excedencia de un año. Hoy, está trabajando para ayudar a ver la salud mental como una cuestión que se debe afrontar en la Iglesia.
Él no tiene antecedentes familiares de enfermedad mental. Pero su malestar emergió cuando se encontró tratando de manejar el peso de los problemas en la Iglesia solo.
Intentar manejar todas estas cuestiones lo agotó y la situación terminó pasando factura.
Este obispo tardó casi 4 años en hablar públicamente de su enfermedad mental. En mayo de 2024, publicó una carta pastoral de 11 páginas titulada "Un futuro con esperanza". En ella, detalla su historia y la necesidad de que los católicos superen lo que llama el estigma de la salud mental.
