Después de la misa, Francisco rezó el ángelus, y dio una sorpresa a todos los belgas: anunció que, al volver a Roma, pondría en marcha el proceso de beatificación del rey Balduino. Un gesto muy significativo. Este monarca católico abdicó en 1992 durante 36 horas para no firmar una ley que legalizaba el aborto.