La basílica de San Pedro se vistió de gala para uno de las celebraciones más representativas de la Iglesia en Roma: la creación den 21 nuevos cardenales.
El más anciano de ellos era Angelo Acerbi, de 99 años. Fue nuncio apostólico y el encargado de dirigir en nombre de los nuevos purpurados un saludo al pontífice.