Alejandro Carballo aterrizó como misionero en Etiopía por primera vez hace seis años. Empezó a colaborar con “Emalikat”, una ONG española que construye pozos sostenibles en las zonas más áridas del planeta.
No es nada sencillo construir un pozo. El agua se encuentra entre los 6 y 17 metros de profundidad. Aunque se puede excavar a mano, es necesario instalar cilindros de cemento para que no colapse.
Cada pozo cuesta 980€ y lo comparten seis familias, es decir, 80 personas que, sin este agua, dependen completamente de la cosecha precaria que obtienen en la época de lluvias. Esta fuente supone una importante mejora de las condiciones sanitarias de la comunidad y también dota de futuro a las futuras generaciones.