El bloqueo general no ha interrumpido ni la trata de personas ni la explotación. La prostitución ha tomado nuevas formas lejos de las calles provocando nuevas víctimas. La otra cara de la medalla es que muchas chicas forzadas a prostituirse se han quedado sin ingresos.
Decenas de religiosas de la red contra la explotación Talitha Kum están ayudando a estas víctimas olvidadas de la pandemia.