Durante la audiencia general el Papa continuó reflexionando sobre los milagros de Jesús. Recordó la curación de un leproso al que Cristo llega a tocar sin temor de contagio o de romper las convenciones sociales de la época. Rodeado de refugiados el Papa dijo que lo mismo pasa hoy en día con ellos: la gente los considera, como al leproso, excluidos. "El cristiano no excluye a nadie. Tiene sitio para todos”, sentenció.
Hoy es la última Audiencia General, hasta agosto.