El corazón de Jesús es un corazón misericordioso, deseoso de que acojamos su perdón y su misericordia. En ocasión de la cercana fiesta de la Divina Misericordia, la Madre María Begoña, SVM, nos habla del corazón misericordioso de Jesús, invitándonos sobre todo a acercarnos al sacramento de la alegría, el sacramento de la confesión. Jesús está dispuesto a darnos todo lo que necesitamos, gracias, dones, amor… Nuestra respuesta debe ser: “Ahora, Señor, ¿qué puedo hacer por ti?”.
«Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz» (Diario de Santa Faustina, 1074).