Queremos compartir con vosotros una meditación. En el evangelio de la Presentación de Jesús en el templo se contempla la figura de Simeón, este anciano que ha gastado la vida entera con la esperanza y confianza inquebrantable en la promesa de que no acabarían sus días sin ver a Dios, su Salvador. “El anciano Simeón, como hombre de fe, proclama con entusiasmo y sabiduría no un adiós angustiado a la vida, sino una acción de gracias al Salvador del mundo” (Benedicto XVI).
Ojalá que la vida de tantos creyentes que amaron hasta el fin despierte en nosotros esa misma sed de ver a Dios, de abrazar a Cristo con todo nuestro corazón. Contad siempre con nuestro cariño y oración constante.
Hermanas de Iesu Communio