Seguimos meditando los misterios de la resurrección del Señor. Vamos a ver una aparición bien importante a los discípulos. La cuenta S. Juan en el cap. 20. Estaban en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús se aparece y les dice: la paz esté con Uds. Les mostró sus llagas de las manos y los pies. Y los discípulos se alegraron al ver al Señor. Les dijo: como el Padre me envió así también les envío yo. Y sopló sobre ellos diciéndoles: reciban el Espíritu Santo, a quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados y quienes se los retengan, les quedan retenidos. Sólo Dios perdona pecados, pero ahora Cristo resucitado da ese poder a los apóstoles y a los sacerdotes.
Tomás no estaba cuando vino Jesús. Los apóstoles le dicen: hemos visto al Señor, pero no les creyó. Jesús tuvo compasión de Tomás. A los ocho días se presenta de nuevo y le dice a Tomás: tú quieres ver y tocar. Aquí tienes mis llagas, toca. No creo que lo hizo. Pero hizo una confesión de fe Hermosa: Señor mío y Dios mío. Aprendamos de Tomás.