Patrick O'Shea creció en un ambiente católico, pero no llegó a hacer suya esa fe que solo practicaba por obligación. Teniendo un hijo de un mes, su novia fallece en un accidente de tráfico. Patrick, destrozado por esta situación, decide suicidarse. Lo encuentran aparentemente muerto, ahorcado en las escaleras de su casa. Contra todo pronóstico, sale vivo del hospital. Patrick decide vivir la vida a tope, pues solo se vive una vez. Descubre cómo terminó acercándose a Dios y cómo Él le sanó de todas sus heridas.