Noelia trabajaba como animadora de cruceros. Tras un primer encuentro con Dios, se tropezó con una seria dificultad: sabía cómo debía vivir la fe, pero le faltaba coherencia para hacerlo. Por eso decidió alejarse de Dios y seguir con su camino. Una oración suplicante en un momento clave y una confesión después de muchos años durante una Semana Santa, le dan la fortaleza para comenzar una seria batalla contra el demonio por la vida de la gracia.