Lawrence Foo, de Singapur, tenía la impresión de que Dios era alguien que solo servía para hacerle sufrir. Por eso, al llegar a la adolescencia, se alejó de la fe. Después de cancelar su boda, empezó a vivir una vida muy superficial, hasta caer en el alcoholismo. En un retiro, comenzó a conocer de verdad quién era Dios.