Después de haberse declarado atea y de vivir una vida de "infierno", Beatriz tuvo varios encuentros con el sufrimiento extremo. Entre ellos, una enfermedad que casi le lleva a la muerte. Pero estando enferma, sin poder salir de la cama, descubrió, a través de un cuadro de Jesús, que Dios es amor. Ahora es madre de tres niñas adoptadas, una de las cuales tiene síndrome de Down.