Texto: Lc. 2, 29-32. Cántico de Simeón
Cada vez que una mano se extiende y derrama caricias
cada vez que mi boca se entrega en palabras de paz y de vida
cada vez que los pasos nos llevan a aquellos que muestran heridas
cada vez... en mi alma aparece un calor que derrite horas frías
Cada vez que la calma invade mi alma en mitad de un mal día
cada vez que mis ojos se fijan en cosas pequeñas.... perdidas
cada vez que mis brazos acogen dolores y risas
cada vez.... en mi alma aparece un calor que derrite horas frías
AHORA SEÑOR, SEGÚN TU PROMESA
PUEDES DEJAR A TU SIERVO IRSE EN PAZ
PORQUE MIS OJOS HAN VISTO A TU SALVADOR
A QUIEN HAS PRESENTADO ANTE TODOS LOS PUEBLOS
LUZ PARA ALUMBRAR LAS NACIONES
Y GLORIA DE TU PUEBLO, ISRAEL
DE TU PUEBLO, ISRAEL.....
AHORA SEÑOR....