D. Santiago Arellano —sacerdote de la «Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón»— está convencido de «la actualidad del culto al Corazón de Cristo». Nuestra sociedad sufre una plaga de soledad causada precisamente por el sumergirnos en el mundo virtual de las redes sociales. Frente a ello, la devoción al Corazón de Cristo responde más que nunca a las esperanzas y necesidades de nuestro tiempo, porque el Corazón de Cristo nos ofrece la certeza de ser amados por un amor de verdad, capaz de sanar y restaurar lo que el pecado ha roto en nosotros.