La anciana Yoshiko Kajimoto narró al Papa Francisco el drama luego que la bomba atómica “Little Boy” cayó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Ella tenía 14 años y estaba a 2,3 kilómetros al norte del epicentro de la explosión. Recordó el grito de sus compañeros y cómo quedó la ciudad devastada. Después de 74 años sufre de leucemia y cáncer debido a la radiación. “Nunca más debemos permitir que se usen esas terribles bombas atómicas ni permitir que ninguno en el mundo deba soportar tal sufrimiento”, dijo ante el Pontífice el 24 de noviembre de 2019, durante la visita del Papa Francisco a Japón.