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El malabarista de Dios - Paul Ponce (2017)

Paul Ponce, es considerado como uno de los tres mejores malabaristas del mundo.
Maneja a la perfección malabares con sombreros, con pelotas de ping pong en la boca, con siete bolos…
Este malabarista joven, de origen argentino, nacido en una familia de artistas de sexta generación, ha dado la vuelta al mundo, especialmente por Estados Unidos, Europa y Asia para ofrecer sus espectáculos.
Ponce, que no ha vivido más de diez meses en una misma ciudad en toda su vida, heredó la fe de su familia, pero sus viajes por el mundo le impidieron mantener una formación continúa.
Lo que él llama su «conversión» tuvo lugar a los 21 años, cuando trabajaba en un espectáculo del casino de Nassau, Bahamas («donde pasé los únicos 10 meses seguidos en un sólo lugar»).
Al ir a misa pidió recibir el sacramento de la Confirmación, pero el párroco le pidió hacer un curso de catequesis junto a jóvenes de 14-15 años.
«Ahí empezó todo», recuerda. «Comencé a preguntarme preguntas muy serias que jamás antes me había preguntado: ¿Por qué era católico? ¿Qué significaba Dios y la Iglesia para mí?».
«Algo que no se me puede olvidar de este proceso de mi conversión, fue el entrar a solas a la iglesia a rezar y fijar mis ojos en el crucifijo, al mirarlo me preguntaba ¿por qué tanto dolor y sufrimiento?», recuerda.
«Ahí empecé a ver que Dios había inundado de gracias y de dones mi vida entera, y que yo estaba muy lejos en mi deber hacia Dios como cristiano bautizado», explica.
«Lo increíble fue que cuanto más intentaba entender y aprender hacer el bien hacia Dios y los demás, más felicidad y plenitud sentía», revela.
«El culmen de todo esto fue cuando decidí parar un año entero de trabajar en el mundo artístico para dar un año de colaborador (misionero laico) a la Iglesia, diciéndome que Dios había hecho mucho por mí, y yo quería intentar hacer algo por Él», aclara.
«Al final del año me di cuenta que ese año había sido el año más feliz de toda mi vida, pues durante ese año aprendí dónde se encontraba la felicidad: en buscar a Dios, y el bien de los demás», confirma.
«Ahora trabajo en el mundo artístico con un nuevo ideal: ver cómo puedo ser un instrumento de Dios hacia mis compañeros, y no por lo que yo pueda hacer por ellos, que sería nulo, sino por lo que Dios, sirviéndose siempre de instrumentos indignos, pueda hacer por ellos».

En este vídeo, grabado en mayo de 2017, en el centro Lopez Vicuña de Barcelona, P. Ponce hace una actuación de 19 minutos, da su testimonio de vida y familia a un grupo de jóvenes durante 22 minutos, al final sus hijos hacen también una pequeña actuación.


 

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