Santa Juana de Arco probó haber sido enviada por Dios a través de milagros, pero también a través del anuncio de acontecimientos futuros. El cumplimiento de tales predicciones confirmaba la veracidad de su misión. Otra virtud que destacaba en santa Juana era la castidad. Aun viviendo en un campamento militar, santa Juana permaneció virgen, y era tal su pureza que los soldados no sentían nada hacia ella más que respeto, junto con una gran confianza hacia su persona.