Ser una persona agradecida no es tan obvio… porque no es algo que en general nos surja de manera espontánea. Es señal de una cierta conquista personal, signo de madurez. Significa que ya has conseguido elaborar interiormente una serie de procesos: no somos autosuficientes, necesitamos del otro sin utilizarlo, reconocemos la valía del otro, es bueno cooperar con otras personas… me siento agradecido y en definitiva: "¡es bueno que tú existas!" No es poca cosa en un mundo tan competitivo y combativo.

Jaime y Abby (@enmadrada) nos cuentan cómo les va este asunto: ¡hay tantas cosas que agradecer… Incluso aquellas cosas que a priori parecen una desgracia, las personas tenemos la capacidad de darle la vuelta a la tortilla, y transformarlo en algo bueno…

¿Qué tal si empezamos a imprimir gratitud en todas las acciones que podamos? Agradecer cada comida (antes y/o después); las personas que hacen mi día más, fácil, agradable y me ayudan; gracias por las capacidades que tengo innatas y por las que he ido aprendiendo…

Y…. (¡Más difícil todavía…!) Se podría agradecer incluso por un compañera/o del trabajo que no nos es muy agradable?

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