Oración del Ángelus con el Papa - Domingo 30 de junio de 2019
Como todos los domingos, también este 30 de junio el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano para rezar junto con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro la oración mariana del Ángelus e impartir su catequesis sobre el Evangelio del día(Lc 9, 51-62).
El Santo Padre desarrolló su reflexión a partir de la respuesta de los tres personajes narrados en el Evangelio de Lucas, en el relato del último viaje de Jesús a Jerusalén, que, como dijo el Papa, “concluirá en el capítulo 19”. Se trata de “una larga marcha no sólo geográfica y espacial”, explicó Francisco, “sino espiritual y teológica”, “hacia el cumplimiento de la misión del Mesías”.
«La decisión de Jesús fue radical y total, y los que le siguieron fueron llamados a medirse con ella».
Tres casos de vocación
Los “tres personajes” o, se podría decir los “tres casos de vocación”, “ponen a la luz lo que se pide a quien quiere seguir a Jesús hasta el final”. El primer personaje promete al Maestro seguirlo adonde vaya. El segundo, que recibe directamente la llamada de Jesús, le pide ir primero a enterrar a su padre. Y el tercero, que también quiere seguir a Jesús, va a despedirse antes de sus parientes.
En el primer caso, Jesús responde que el Hijo del Hombre, a diferencia de los zorros que tienen guaridas y de las aves que tienen nidos, «no tiene dónde reclinar la cabeza». "La pobreza absoluta de Jesús", subrayó a propósito el Papa:
«Jesús, de hecho, dejó la casa de su padre y renunció a toda seguridad para anunciar el Reino de Dios a las ovejas perdidas de su pueblo. Así señaló a sus discípulos que nuestra misión en el mundo no puede ser estática, sino itinerante: el cristiano es un itinerante. La Iglesia por su propia naturaleza está en movimiento, no es sedentaria ni se queda tranquila en su propio recinto. Está abierta a los horizontes más vastos, enviada - la Iglesia es enviada - a llevar el Evangelio por las calles y llegar a las periferias humanas y existenciales».
Prontitud y disponibilidad
Al segundo personaje, que realiza una petición, “legítima”, observó el Papa, y “basada en el mandamiento de honrar al padre y a la madre”, el Señor responde: «Deja que los muertos entierren a sus muertos»:
«Con estas palabras deliberadamente provocadoras, Él tiene la intención de afirmar la primacía del seguimiento y la proclamación del Reino de Dios, incluso por encima de las realidades más importantes, como la familia. La urgencia de comunicar el Evangelio, que rompe la cadena de la muerte e inaugura la vida eterna, no admite demoras, sino que requiere prontitud y disponibilidad. Es decir, la Iglesia es itinerante, y aquí la Iglesia es decidida, presurosa, rápida, al momento, sin espera».
Decisión
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Al tercer personaje, que irá "con la condición de", indicó el Papa, despedirse antes de sus parientes, el Maestro le dice: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios». ¿Qué significa esto? El Romano Pontífice lo explicó así:
«Seguir a Jesús excluye las nostalgias y las miradas retrógradas, más requiere la virtud de la decisión. La Iglesia, para seguir a Jesús, es itinerante y va de prisa, lo hace de inmediato, es decidida».
Elección libre y consciente, hecha por amor
Concluyendo su alocución el Papa Francisco explicó, en resumidas cuentas, que “el valor de estas condiciones planteadas por Jesús - itinerancia, prontitud y decisión - no radica en una serie de ‘no’ dichos a las cosas buenas e importantes de la vida”, sino que el “énfasis” debe estar “en el objetivo principal”, que es “convertirse en discípulo de Cristo”:
«Una elección libre y consciente, hecha por amor, para corresponder a la gracia inestimable de Dios, y no una manera para promoverse a sí mismo. ¡Es triste esto! Ay de aquellos que piensan en seguir a Jesús para promoversi, es decir, para hacer carrera, para sentirse importantes o para adquirir un lugar de prestigio. Jesús quiere que seamos apasionados por Él y por el Evangelio. Una pasión del corazón que se traduce en gestos concretos de proximidad, de cercanía a los hermanos más necesitados de acogida y cuidado. Precisamente como Él mismo vivió».
Francisco finalizó su catequesis pidiendo a la Virgen María, “icono de la Iglesia en camino”, que “nos ayude a seguir con alegría al Señor Jesús y a anunciar a nuestros hermanos y hermanas, con renovado amor, la Buena Nueva de la salvación”.