Marisa, la amiga de Teo, se ha caído mientras ambos patinaban juntos. Se ha hecho daño, pero no tanto como para que se esté lamentando todo el rato. El padre Rafael, al escuchar lo que sucedió, cuenta a Teo la historia de santa Liduvina, una santa holandesa que se santificó a través del sufrimiento y que estaba siempre animada porque todo lo vivía junto a Jesús.