Todas las noches, antes de acostarse, Teo habla con el Padre Rafael, su amigo sacerdote. Teo está siempre lleno de preguntas e inquietudes, pues tiene muchos deseos de ser bueno. El P. Rafael le da muchos consejos, contándole historias y anécdotas que le ayudan a ir por el buen camino.
Hoy descubre a Catalina: muy alegre y siempre buscando cómo alegrar el día a los demás.