Enrique y Sandra son un matrimonio que muestra cómo Dios hace nuevas todas las cosas. Con adolescencias complicadas en las que hubo mucho, alcohol, drogas, peleas y vidas desenfrenadas, desesperanza e incluso presiones para abortar, ambos experimentaron una profunda experiencia del amor de Dios y tras el encuentro de los con la Virgen experimentaron una profunda y bella conversión.