En la ciudad siria de Alepo, los terroristas del autodenominado Estado Islámico (Daesh) torturaron cortando los dedos a un niño cristiano de 12 años antes de crucificarlo junto a su padre. Además del padre e hijo crucificados, ocho personas más - entre ellas dos mujeres de 29 y 33 años a las que violaron- fueron decapitadas por los terroristas, por no haber renegado de su fe.