El autoproclamado Estado Islámico ha secuestrado a más de 500 menores en Irak para usarlos como “niños bomba” contra sus objetivos. Estos chicos han sido conducidos por los milicianos a campos de entrenamiento en zonas al oeste del país controladas por el grupo terrorista, donde se aleccionan a los llamados “cachorros del Califato” (en árabe: Ashbal al Jilafa).