Durante el pontificado de Pio IX, entre 1846 y 1878, se construyó el ferrocarril que comunicaba Italia con el resto de Europa. En aquel entonces prepararon 3 vagones para el Papa. Los usó por primera vez en 1859 para viajar desde la estación de tren de Porta Maggiore en Roma, a la de Albano, cerca de Castel Gandolfo. Puede visitarse en la central Montemartini de Roma, una de las sedes de los Museos Capitolinos.