El Papa presidió la Misa que concluyó el encuentro "La bendición de la larga vida”. Fue la primera vez que ancianos y abuelos se reunían con el Papa en la plaza de San Pedro.
En su homilía, Francisco hizo referencia al pasaje del Evangelio en el que la joven Virgen María visita a su prima Santa Isabel, ya anciana.
Francisco reflexionó sobre la importancia de que jóvenes y ancianos no rompan los lazos que les unen.
Asistieron cerca de 40.000 abuelos y ancianos de 20 nacionalidades diferentes. Para que no olviden esta jornada, el Papa les regaló un Evangelio de San Marcos firmado por él e impreso en letras grandes, especial para aquellos a los que les falla la vista.