Una de las costumbres que más sorprende del Papa Francisco es que le gusta llamar por teléfono. Poco después de su elección, llamó a Buenos Aires para avisar a su quiosquero de que no compraría más el periódico y también para cancelar una cita con el dentista.
Las últimas personas en recibir una llamada del Papa son la comunidad de Carmelitas Descalzas de Lucena. Es la segunda vez que Francisco llama a este monasterio de Córdoba, al sur de España. El Papa les llamó por primera vez para felicitarles el Año Nuevo. Nadie respondió al teléfono y el mensaje que dejó Francisco en el contestador dio la vuelta al mundo.