El artista Marko Rupnik ha expuesto sus obras más de 150 veces en distintas partes del mundo. Sus mosaicos están en los lugares más emblemáticos: en Lourdes, en Fátima, en la Basilica de Juan Pablo II en Cracovia, en el Santuario Nacional de Juan Pablo II en Washington, en la Catedral de la Almudena en Madrid...
"Le debo tanto a Juan Pablo II, pero no solo por lo que me ayudó en el Arte, sino por cómo me ayudó a sentir la Iglesia”.
Desde 1995 es el director del Centro Aletti, el taller donde nacen todas sus obras de arte. Allí trabajan con él personas de distintas partes del mundo y el proceso de selección es exhaustivo: de 50 preseleccionados, Marko Rupnik solo elige a uno, y éste debe estar dos meses de prueba antes de formar parte de su plantilla. El lema es claro: para ser el mejor hay que trabajar con los mejores.