La novedad es que Ester Palma, misionera consagrada en Corea del Sur, ha sabido hacer de Internet una herramienta con la que la misión llegue a todo el mundo y no quede limitada a una ciudad. Esta cibermisionera forma parte de la comunidad “Servidores del Evangelio”, una asociación misionera muy activa en redes sociales, donde comparte su día a día.