Durante el ángelus de esta semana el Papa meditó sobre el Evangelio del domingo en el que Jesús invitaba a no reducir la ley de Dios a cumplir unas normas formales. Puso como ejemplo el homicidio, el adulterio y el juramento.
Recordó que obviamente insultar no es tan grave como asesinar, pero que tienen la misma raíz de maldad.