Ante los participantes en el curso anual de la Penitenciaría Apostólica el Papa les recordó algunas claves sobre cómo se debe administrar el sacramento de la reconciliación. Dijo que no se puede ser confesor de "manga ancha” pero tampoco un rígido porque ninguno de los dos es misericordioso.
"Los sacramentos, como sabemos, son el lugar de la proximidad y ternura de Dios para los hombres. El de la Reconciliación hace presente con especial eficacia el rostro misericordioso de Dios”.