Ante los Misioneros Oblatos de María Inmaculada el Papa dijo que la Iglesia debe estar preparada para acoger, acompañar y evangelizar.
La congregación acaba de celebrar su capítulo general, precisamente en el bicentenario de su fundación por San Eugenio de Mazenod. Francisco recordó cómo la Revolución francesa obligó a este sacerdote a escapar aunque ello no apagó su celo misionero.