El Papa, reflexionando sobre el evangelio dominical, dijo antes del ángelus que “Dios no se venga. Dios ama, nos espera para perdonarnos”.
“Esta es la gran novedad del cristianismo: un Dios que, a pesar de nuestros errores y de nuestros pecados, no falta a su palabra, no se detiene y sobre todo no se venga”.
Concluyó recordando la reciente beatificación de Arsenio da Trigolo, un capuchino italiano de finales del siglo XIX. Fundador de las Hermanas de María Santísima Consoladora y famoso por ser un gran confesor.