En la audiencia general del miércoles, frente a 12.000 peregrinos, el Papa Francisco describió los pecados "parroquiales”, como hablar mal de alguien a sus espaldas o dejarse llevar por la envidia.
La unidad debe ser un distintivo de los cristianos, concluyó el Papa, porque Dios mismo es comunión y amor. En cambio, definió la división entre cristianos como una "obra del diablo”.