El Papa dedica la audiencia general al Credo y a la Oración de los fieles, siguiendo sus catequesis sobre la Santa Misa.
Recordó que después de la homilía se guarda un breve silencio “para que se pueda sedimentar en el corazón todo lo que se ha escuchado y se concreten propósitos”. A continuación se reza el Credo, para mostrar “la unión entre el Bautismo y la Eucaristía”. También explicó el momento de las peticiones, la oración universal. “En esta oración, los fieles se dirigen a Dios con la confianza de ser escuchados en sus peticiones, y hacen suya la mirada de Dios, que se preocupa de todos sus hijos”, concluyó.