El domingo, tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, el Papa expresó con dolor su cercanía al pueblo de Mosul, en Irak.
La ciudad está sufriendo el ataque de la coalición que está intentando reconquistarla y se calcula que unas 284 personas murieron al ser utilizados como escudos humanos por el Estado Islámico. Entre ellos había niños.
El Papa terminó este llamamiento pidiendo la reconciliación y la paz e invitando a los peregrinos a rezar por eso a la Virgen María.