El Papa Francisco ha dicho a estos 500 empresarios de todo el mundo que "las riquezas son buenas cuando se ponen al servicio de otros”, ya que "el dinero debe servir y no gobernar”. Les ha pedido que asuman "el riesgo de la honestidad, porque la corrupción es la peor plaga social”, aunque muchos caigan en esa tentación.
El Papa ha dicho a los empresarios que también ellos pueden ser santos y que precisamente él abrió en Argentina la causa de beatificación del empresario Enrique Shaw.