El arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana utiliza una palabra para definir la situación en su país: es una guerra. Así de contundente explica lo que están sufriendo. El conflicto comenzó hace un año y ha dejado ya un saldo de 6.000 víctimas mortales y más de 12.000 heridos. Según las estimaciones de la ONU hay más de un millón de refugiados que se han visto obligados a huir de las zonas en combate.