En el año 1982 al entonces Papa Juan Pablo II se le ocurrió la idea de colocar un árbol navideño en la Plaza de San Pedro, frente a la Basílica. Cada año, desde entonces, un ejemplar de abeto se lleva desde un país europeo, o una región italiana. El árbol está a cargo de un grupo de leñadores y guardas forestales del país que regala el árbol al Papa. Este año viene de Trento del norte de Italia.