El cardenal Antonio Samoré consiguió poner fin al conflicto del Beagle pero no llegó a ver la firma del tratado de paz firmado en 1984 ante Juan Pablo II porque falleció un año antes. Con este acuerdo se fijó la frontera definitiva de los dos países.
Con motivo del 30 aniversario de este tratado el Papa Francisco recordó la figura de este cardenal cuyo ejemplo se consideró una muestra viva de la capacidad diplomática de la Santa Sede.
La misa organizada en la memoria de este cardenal fue oficiada por Paul Richard Gallagher, el ministro de exteriores de la Santa Sede. Dijo que la paz es un don que Dios entrega a los que trabajan con paciencia y sabiduría.