CARD. ANDERS ARBORELIUS
Arzobispo de Estocolmo (Suecia)
“Suecia ha cambiado de política y envía de vuelta a muchos refugiados. Por eso, junto con otras Iglesias cristianas intentamos ayudarles. Especialmente, es muy difícil reunir a familias. Pero aún así, la mayoría de refugiados de Siria y Eritrea reciben permiso para quedarse. Muchos son católicos y nosotros tratamos de integrarlos”.
A pesar de la oleada de emigrantes, dice que no hay pobreza material en las ciudades, gracias al sistema de ayuda social. Sin embargo, explica que hay otra pobreza igualmente dolorosa.
“Tenemos pobreza espiritual. Muchos necesitan a alguien con quien hablar para superar su aislamiento. Muchos ancianos están solos y no tienen quien les cuide”.